Los especialistas recomiendan no dejar a los niños de menos de 3 años mirar la televisión, o en todo caso muy excepcionalmente.
Aunque dejar a un niño delante de la televisión tranquiliza a los padres y a algunos les permite estar tranquilos, no se debe hacer.
Quedar inactivos delante de imágenes, aunque éstas sean para niños, les impide interactuar con su entorno.
El niño se vuelve demasiado pasivo, simple espectador de las imágenes que visualiza.
Por otra parte, los niños no tienen discernimiento de lo que asimilan (tomando lo que ven como su "realidad"), corren peligro de concebir las imágenes que ven en la televisión como reales y de reproducirlas más tarde en situaciones que les parecen normales.
Los niños que ven demasiada televisión están muy desconectados de la realidad y no confrontan problemas reales y errores que podrían cometer si juegan juegos educativos.
Es indispensable evitar poner un televisor en el cuarto del niño.
Después de la edad de 3 años, un niño puede mirar la televisión con prudencia y discernimiento, sin embargo, hay que instituir ciertas reglas:
Ver demasiado tiempo la televisión podría excitar al niño y provocar disturbios de la concentración y de la atención.