Poliartritis reumatoide - Síntomas y tratamiento

Una poliartritis reumatoide corresponde a un reumatismo inflamatorio crónico. La poliartritis reumatoide es una enfermedad crónica de las articulaciones. Esta enfermedad provoca una inflamación de la membrana lubricante que recubre el interior de la cavidad articular. Por lo general, la enfermedad empieza con una inflamación en por lo menos 4 articulaciones.

Síntomas

Todas las articulaciones pueden ser afectadas durante la evolución de la enfermedad. Por ejemplo, las articulaciones de las rodillas, los codos, los hombros, las caderas y las articulaciones temporomandibulares. La poliartritis reumatoide no afecta al raquis dorsolumbar. Sin embargo, esta enfermedad sí puede afectar al raquis cervical. Por lo general, las articulaciones afectadas son bilaterales y simétricas.

Los tendones presentan una inflamación. Asimismo, aparecen nódulos sobre la piel. Estos nódulos se denominan nódulos reumatoides. Estos nódulos aparecen en los dedos o en el tendón de Aquiles. Estos nódulos representan un síntoma específico de la poliartritis reumatoide. Sin embargo, en algunas ocasiones, no se presentan o tardan en aparecer.

Dolores específicos de tipo inflamatorio:

  • Dolor que interrumpe el sueño durante la noche,
  • Aparece por la mañana y se prolonga por 30 minutos.
  • Rigidez en las articulaciones.
  • Hinchazón de las articulaciones. .

Diagnóstico

Según un informe de la Alta Autoridad de la Salud (Francia), el diagnóstico de la poliartritis reumatoide debe realizarse según los criterios siguientes:

  • Rigidez de las articulaciones durante más de 30 minutos por las mañanas.
  • Evolución de los síntomas durante más de 6 semanas.
  • Artritis en por lo menos 3 articulaciones: muñecas, articulaciones metacarpofalángicas e interfalángicas proximales de la mano.
  • Sensación de dolor debido a la presión en las articulaciones metatarsofalángicas.
  • Afección simétrica.

La evolución de la poliartritis reumatoide es progresiva, discreta y crónica. Las articulaciones pequeñas de las muñecas, tobillos, manos o de los pies son las más afectadas.

Radiografías en la parte frontal de las manos y las muñecas, en los pies y en toda articulación dolorosa o inflamada son efectuadas. Los signos radiológicos del inicio de la enfermedad son discretos.

La desmineralización ósea que aparece alrededor de las articulaciones periarticulares es uno de los signos radiológicos de la poliartritis reumatoide. Durante una desmineralización ósea, aparece una hipertransparencia ósea y un espesamiento de las partes blandas alrededor de las articulaciones.

Las lesiones radiológicas características de la poliartritis reumatoide como el estrechamiento del espacio articular y la erosión ósea aparecen frecuentemente en el estadío precoz de la enfermedad.

Una radiografía del metatarso pone en evidencia una erosión del quinto metatarsiano, la destrucción articular más precoz favorece el diagnóstico de la poliartritis reumatoide.

El ritmo del seguimiento radiológico es efectuado por lo general 2 veces al año durante los primeros años, luego, según los casos, cada año o cada dos años.

Una radiografía del raquis cervical debe ser efectuada regularmente con el fin de detectar eventuales complicaciones cervicales.

La IRM (imagen por resonancia magnética) permite visualizar lesiones articulares más rápidamente que las radiografías habitualmente efectuadas.

La ecografía permite en ciertas situaciones visualizar la inflamación y permitir un diagnóstico más precoz.

Complicaciones

Todos los órganos pueden resultar afectados durante la evolución de una poliartritis reumatoide.

La evolución y la gravedad de una PR varían en cada paciente. Algunas formas no graves de la PR provocan pocos síntomas o molestias en la vida cotidiana de los pacientes. Las formas más severas o graves de PR provocan la deformación y la destrucción de las articulaciones. Este tipo de PR también provoca la ruptura de tendones. Estas lesiones representan una gran molestia en la vida cotidiana de los pacientes.

El riesgo de desarrollar una enferemdad cardiovascular como, por ejemplo, un infarto de miocardio, una arteritis en los miembros inferiores, un accidente cerebrovascular es mayor en las personas que padecen una PR.

En el caso de las mujeres, una poliartritis reumatoide representa un factor de riesgo de presentar una osteoporosis. Durante la evolución de una poliartritis reumatoide la densidad ósea disminuye. Por lo tanto, el riesgo de presentar una osteoporosis aumenta.

El síndrome de Gougerot-Sjögren o "síndrome seco" es una enfermedad autoinmune que provoca una secreción insuficiente de las glándulas salivales y lacrimales. Esta secreción insuficiente da lugar a una resequedad en la boca y a una disminución de las lágrimas.

La aparición de nódulos reumatoides es la complicación mas frecuente de la PR. Los nódulos reumatoides son pequeñas tumefacciones que aparecen bajo la piel y a nivel del antebrazo, los codos y, en algunos casos, en los dedos y rodillas. Estos nódulos son muchos y además son pequeños y muy dolorosos.

La aparición de una neumonía o de una pericarditis (inflamación de la mebrana que envuelve al corazon) puede complicar la RP debido a algunos tratamientos que tendría que seguir el paciente.

Las complicaciones en los riñones pueden aparecer debido a la acumulación de proteínas en estos órganos o debido al consumo de ciertos medicamentos.

La aparición de una anemia durante la evolución de una PR es bastante frecuente.

Tratamiento

Tratamiento sintomático

Los tratamientos sintomáticos permiten calmar los dolores y la inflamación provocados por la poliartritis reumatoide.

Tratamiento de fondo

El objetivo de un tratamiento de fondo es:

  • Obtener una mejoría (no recuperación total).
  • Controlar el dolor.
  • Mantener la calidad de vida.
  • Evitar los efectos secundarios de los tratamientos sintomáticos.

Todos los tratamientos de fondo permiten luchar contra la evolución de la enfermedad.

  • Metotrexato.
  • Sales de oro.
  • Antipalúdicos de síntesis.
  • Sulfasalazina.
  • Medicamentos inmunosupresores.
  • Bioterapias.

Cirugía

La cirugúa puede ser de gran ayuda para algunas personas con PR. La ciurgía ha permitido cambiar considerablemente la vida cotidiana de algunos pacientes. Los resultados son mejores si la cirugía es practicada lo antes posible. La cirugía permite prevenir la destrucción de los cartílagos o tendones. Asimismo, permite reparar los tendones o reemplazar una articulación ya destruida.

La decisión de realizar una cirugía debe ser tomada por un equipo multidisciplinario conformado por un cirujano, un reumatólogo, un radiólogo y un médico especialista en reeducación funcional.

Principios de la intervención quirúrgica :

  • Reparación de los tendones rotos.
  • Colocar una prótesis para reemplazar una articulación.
  • Realizar una artrodesis (bloquear una articulación para reducir el dolor).

Sinovectomía

Se trata de una cirugía precoz que consiste en retirar una parte o toda la membrana sinovial de la articulación. Para practicar esta cirugía es necesario realizar un corte en el brazo o recurrir a una artroscopia. Las sesiones de reeducación son obligatorias después de una sinovectomía. Estas sesiones permiten evitar una anquilosis (falta de movimiento de una articulación). Esta cirugía puede realizarse en las articulaciones de la muñeca y de los hombros.

Artroplastia

Es una intervención quirúrgica que se realiza cuando la enfermedad ya ha evolucionado. Esta cirugía permite recuperar el movimiento de una articulación con la ayuda de una prótesis o con alguna otra técnica. Esta cirugía puede realizarse en las articulaciones de la cadera, hombros, codos y en las articulaciones metacarpofalángicas.

CCM Salud es una publicación informativa realizada por un equipo de especialistas de la salud.
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