Tratamiento de las infecciones urinarias del niño: Recomendaciones

En respuesta a nuevos datos científicos, especialmente la evolución de la resistencia a los antibióticos, el Grupo de Patología Infecciosa de Pediatría (GPIP) y la Sociedad de Patología Infecciosa de la Lengua francesa (SPILF) elaboraron propuestas terapéuticas respecto a las infecciones urinarias del niño, de acuerdo con la metodología de la alta autoridad de salud de Francia (HAS).

Introducción

El GPIP y el SPILF indican que sus recomendaciones pretenden proponer un tratamiento optimizado de las infecciones urinarias (IU), en respuesta a la modificación de la epidemiología de la resistencia a los antibióticos.

Estas propuestas son respecto a los métodos que hay que utilizar para realizar el diagnóstico, la necesidad o no de despistar un reflujo vesicoureteral (RVU) y replantear la eficacia de la profilaxis antibiótica. El GPIP y la SPILF precisan también que las moléculas prescritas a los adultos son contraindicados para los niños.

Diagnóstico

Según las recomendaciones del GPIP y de la SPILF, no es necesario realizar desde el comienzo un examen citobacteriológico de orina (ECBU) sin disponer de una prueba de una tira reactiva de orina previamente. Sin embargo, una tira reactiva de orina positiva para los leucocitos y los nitritos necesita un ECBU. Las tiras reactivas son generalmente utilizadas a partir de los tres meses de edad, pero el GPIP y la SPILF precisan que estudios recientes reconocieron su eficacia a partir de un mes de edad.

Con respecto a las modalidades de recopilación, el GPIP y el SPILF ponen en duda el diagnóstico de IU por sacos urinarios, particularmente debido a numerosos falsos positivos. El diagnóstico de IU luego de un ECBU realizado analizando una muestra de orina tomada de un saco urinario puede ser retenido solo en caso de presencia combinada de leucocitos y de nitritos y de la existencia de una leucocituria en el examen directo.

El GPIP et la SPILF recomiendan otros métodos para la toma de la muestra de orina, por ejemplo extraer una muestra durante la micción, por medio de un cateterismo uretral o la punción subpubiana.

Por otro lado, es mejor empezar las antibioterapias después de los exámenes bacteriológicos ya que si se hace antes, puede resultar imposible realizar un diagnóstico posterior con certeza de una IU.

Tratamiento

Prescribir, desde el inicio, tratamientos por vía oral para la pielonefritis aguda (PNA) y la emergencia del E.Coli ponen en duda las recomendaciones iniciales del ANSM.

Pielonefritis (infecciones urinarias febriles)

En el caso del pielonefritis, el GPIP y la SPILF recomiendan obtener lo más rápidamente posible los resultados del antibiograma ya que ciertas cepas resistentes pueden necesitar un tratamiento más adaptado.

Los tratamientos iniciales por aminoglucósidos o aminósidos permanecen activos en la mayoría de las cepas beta-lactamasas de espectro extendido (BLEE) en monoterapia para los pacientes hospitalizados.

El GPIP y la SPILF precisan pues que estos tratamientos se tienen que privilegiar. Mientras que el porcentaje de cepas de enterobacterias productoras de BLEE es bajo, la ceftriaxona es aconsejada. La utilización de la cefixima es posible para tratar la pielonefritis aguda sin signos de gravedad. Un tratamiento oral es factible, en función al antibiograma y utilizando amoxicilina.

Cistitis: infección urinaria

Para tratar la cistitis, el GPIP y la SPILF recomiendan la prescripción de un antibiótico por vía oral, como amoxicilina y ácido clavulánico, cotrimoxazol o cefixima, para una duración total de 5 días, que se puede adaptar según la evolución clínica y el antibiograma.

Un ECBU debe ser realizado de manera sistemática.

Despistar un reflujo vesicoureteral (RVU)

El GPIP y la SPILF precisan que un RVU es encontrado en el 35 % de los casos después de una IU, y en el 75 % de los casos durante una IU reincidente. Solo una cistografía retrógrada (CR) permite diagnosticarlo porque las ecografías realizadas durante la IU no son bastante sensibles para detectar un RVU.

Según el GPIP y la SPILF, el RVU se cura espontáneamente en la mayoría de los casos. El tratamiento quirúrgico es generalmente indicado solo en caso de RVU severo malformativo o asociado con una PNA reincidente.

Profilaxis antibiótica

Según el GPIP y la SPILF, la eficacia de la profilaxis antibiótica es controversial. Ciertos estudios demuestran una disminución de la frecuencia de las recidivas de la pielonefritis aguda, otros apenas aceptan este beneficio. Por otro lado, ningún estudio demuestra un efecto sobre la aparición de cicatrices renales cualquiera que sea el grado de RVU. El GPIP y la SPILF precisan, sin embargo, que estas cicatrices pueden favorecer la difusión de cepas resistentes.

Según los grupos de trabajo, el cotrimoxazol y la nitrofurantoina pueden plantear problemas de tolerancia e imponen la prudencia cuando son indicadas en el tratamiento de la infección urinaria.

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