Miles de personas presentan cada año un accidente isquémico transitorio (AIT), que puede provocar un accidente vascular cerebral, el AVC, si no es tratado inmediatamente.
Un accidente vascular (AVC) puede ser provocado por la obliteración de un vaso sanguíneo por un coágulo de sangre que causa una disminución de la circulación de la sangre cerebral, provocando un AVC isquémico cerebral, llamado también infarto cerebral.
El segundo tipo de AVC es provocado por la rotura de un vaso sanguíneo dentro del cerebro que origina una hemorragia debido al AVC hemorrágico.
El AIT es un accidente neurológico isquémico transitorio que se prolonga algunos instantes, en general menos de una hora, por lo que ninguna lesión cerebral isquémica es visible en una IRM por ejemplo.
El AIT aparece cuando la circulación de la sangre cerebral está bloqueada. El AIT retrocede y no deja secuelas cuando el coágulo desaparece.
El 10 % de las personas que presente un AIT no tratada con urgencia presenta un AVC o un infarto cerebral en la semana siguiente y el 5 % en las 48 horas.
El Accidente vascular isquémico representa más del 80 % de los accidentes vasculares cerebrales. Dos tipos de accidentes isquémicos pueden observarse.
El Accidente vascular cerebral isquémico trombótico es provocado por un coágulo sanguíneo que se forma localmente en el interior de una arteria cerebral. La placa de ateroma (factores de riesgo: exceso de colesterol, tabaco, hipertensión arterial) obstruye la arteria cerebral, favoreciendo así la formación de un trombo.
El AVC "embólico" es provocado por un coágulo que se forma en otro lugar en el organismo, en una arteria que irriga al corazón por ejemplo, emigra y llega al cerebro por la circulación de la sangre.
La obstrucción transitoria de un vaso cerebral puede ser provocada por una placa de ateroma o por una migración de un émbolo.
2/3 aproximadamente de AIT son debidos a una estenosis carotídea y 1/3 a trastornos del ritmo cardíaco.
El AIT aparece repentinamente y desaparece muy rápidamente sin dejar de secuelas.
No descuidar la aparición de síntomas que parecen sin gravedad, como dificultades en mover un o 2 miembros por el mismo lado, dificultad en mover una mitad de su cara, dificultades en articular, en expresarse, pérdida de la visión de un solo ojo, vértigos, hormigueos de un lado del cuerpo.
En caso de aparición de estos síntomas, es recomendable consultar con un médico inmediatamente.
Un IRM y un escáner permiten verificar la interrupción del incidente y la ausencia de una hemorragia cerebral.
La implementación de un tratamiento que antiagregante, como la aspirina, permite prevenir la aparición inmediata de un AVC.