Las zonas erógenas del cuerpo
Conocer nuestro cuerpo y nuestras zonas erógenas nos permite saber qué partes de nuestro cuerpo son las más excitables por nuestra pareja.
Qué son las zonas erógenas
Hacerse acariciar las partes del cuerpo más sensibles permite la llegada más rápida del deseo. Una zona erógena es muy sensible a las caricias, ya que en ella se concentran numerosos captadores sensoriales. Pellizcos, lametones, masajes, cosquillas, besos, mimos, soplidos participan en las caricias que pueden excitar estas zonas especialmente sensibles. Las partes del cuerpo más excitables varían según el sexo.
Cuáles son las zonas erógenas de la mujer
Los pechos son muy erógenos. Los besos en los pezones provocan una gran excitación. Las caricias de los senos comportan un endurecimiento de los pezones muy agradable para la mayoría de las mujeres. El tamaño de los pechos no influye en la intensidad del placer.
La piel de las axilas es suave y muy sensible a las caricias. Los labios, el lóbulo de las orejas, el vientre, el ombligo, las nalgas, el pliegue de las rodillas, los muslos, los tobillos, los pies y los dedos de los pies. Hacer cosquillas en la planta de los pies o chupar los dedos de los pies puede provocar mucho placer. El cuello es una parte muy sensible. El pelo.
Cuáles son las zonas erógenas del hombre
El hombre es muy sensible a las estimulaciones sexuales centradas en los órganos genitales, alrededor de su pene. El sexo del hombre es la zonas más erógena. El glande es el sitio más rico en captadores sensoriales y, por lo tanto, es el más reactivo al placer. Los testículos, el tallo del pene, la parte de atrás de las bolsas y la zona alrededor del ano son zonas muy excitables.
Los labios son zonas erógenas que adoran ser besadas, chupadas o mordidas. El cuello: besos, chupetones, mordiscos, especialmente en la nuca. El torso. Los lóbulos de las orejas. La parte interna de los muslos. La espalda. Las nalgas y el ano. Los pezones. Los pies: pellizcar el dedo gordo, morder cada dedo, uno detrás del otro.
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